sábado, 11 de diciembre de 2010

Verano.

Levantarte una mañana, abrir la ventana. La brisa, aire fresquito, sabe a libertad. Recógeme la ropa del tendero. Huele a suavizante. Pies descalzos, sentir la pizarra, fria. Hay que ir a por el pan. Ponte el vestidín, estás mona. Solazo. Paredes blancas. Chanclas sonando, están mojadas. Vienen de la playa. Respirar profundo, sonreir. ¿Qué pasará hoy? Mañana me voy. Música. Gente. Gente en la calle, asfalto. Busca la sombra. Volver a casa. Poner el ventilador, tirarte en el sofá, un buen libro. Niña, a comer. ¿Ya? Espera que me voy a bañar. Suena el telefono: Oye, ¿te vienes a...? Sí, no tengo nada que hacer. Lleva las cartas. Y al volver, aún no es de noche. Papá, cojo la bici, ahora vengo. Entonces empieza a oscurecer. Cielo despejado, abarrotado. Vamos a tomar algo. Son las 4 de la mañana. Hablar contigo, no conocerte de nada. Eres ingenioso, quizá sea la cerveza. No me volverás a ver.¿Dónde vas? Me voy. Tumbarte, tumbarte a mirar ¿qué? ¡qué más da!


Ahora hace calor, desnudate.