sábado, 11 de octubre de 2008

The best Show Time together

Podría definirlo como extraño, pero a estas alturas sonaría tan estúpido.
Nosotros y nuestra ridícula manía de perder la capacidad del habla en el momento que más la necesitamos. Soplaba un viento del Este algo repentino,los remolinos que formaban el polvo de las aceras parecían prever lo irremediable, estaba apunto de llegar y nosotros no nos dábamos cuenta, reíamos, bromeábamos, nos sacábamos de quicio y hacíamos el amor en cada cruce de miradas, algo que no estaba nada bien, incluso estaba prohibido, pero nos encantaba mirar al pasado aunque no debíamos hacerlo. Era como cuando de pequeño salían imágenes para mayores de 18 en la televisión y tu madre te hacía taparte los ojos pero tu abrías los deditos de la palma que cubría tu mano y entre las rendijas mirabas lo poquito que se dejaba ver. Era algo así.
Entonces fue, fue en la despedida, el mismo escenario de tantas otras veces: dos amigos, que no podían ser más que eso, se veían al borde del abismo, se abrazaban, juntaban sus mejillas y echaban un vistazo al precipicio, ya sabes, por calcular más o menos cual sería la altura de la caída y los posibles daños colaterales. Entonces, en el estrecho abrazo él dijo:

-Te late muy fuerte el corazón, ¿qué te pasa?
Y ella respondio:
-Quiero darte un beso.

Y ahí terminaron las palabras. Como en el final del poema de San Juan de la Cruz: “un no sé qué que queda balbuciendo”. Un precioso beso del que era imposible desengancharse, su nariz contra la mía, otra vez. Le quería, le quería tanto que tenía que dejarle marchar. Hoy volvemos a ser amigos y nada más.

jueves, 9 de octubre de 2008

Crónicas de un Jueves.

Me despierto, 7.30 am. Apago el despertador. Me levanto, 7.45 am. Mientras tomo mi café matinal mi hermano dice haber encontrando un ser especialmente diminuto en su cabeza, fantástico,PIOJOS. Mi madre nos revisa la cabeza uno a uno con detenimiento y cariño maternal, mi hermano se queda en casa pues el único indicio de vida "piojil" ha sido hayado en su cabeza, los demás podemos marchar en paz prometiendo solemnemente que a la vuelta aunque sólo sea por prevenir lavaremos nuestra cabeza con diez mil desinfectantes contra nuestros queridos parásitos. Emprendo mi subida al instituto, nada nuevo, los mismos perros con los mismos bozales, y con un único ladrido: SELECTIVIDAD. Pesados hasta decir basta. La mañana no ha sido muy larga. Me pongo el mp3 y camino rápido, lo cual indica que tengo prisa, aunque la masiva muchedumbre que sale del instituto no parezca entenderlo, entorpecen mi marcha al máximo, no los culpo, todos y cada uno de ellos, he de suponer, que tienen garbanzos, brocoli y acelgas para comer, rebozado, con un poco de aceite para más inri. Entonces me calmo y entiendo el porque de su leeeeeento paso.

Sorpresa, "cuando arrivo a casa" no hay nescafé-capuchino, hay un bombero en la puerta de mi vecina echando la puerta abajo, la pobre señora tiene alzheimer y no debe acordarse de como iba el tema de "meter llave en cerradura y abrir puerta", como mi única idea fue que todos coreáramos aquello de "ábrete sésamo" y no me pareció muy fructífero, cerré el pico y me marche de allí. Comíamos con mis abuelos, lo cual implica confrontación madre-abuelo, tozudos a más no poder y además sordos a la hora de escuchar las argumentaciones que los demás podamos tener respecto al tema o incluso la de alguno de ellos mismos, hablan para sí y para convencerse un poco más,si cabe, a sí mismos. Tema a tratar: LA CRISIS, nadie se molesta en explicármelo como Dios manda, no entiendo ni la mitad de lo que dicen, aun así pretendo retener algo. Durante los postres sigue la conversación en tono elevado y ahora empiezan a utilizar siglas para referirse a algunos nombres, estoy completamente perdida y algo aturdida con las voces, me levanto y me voy. Algunos minutos más tarde mi madre sigue calentita, viene me pega cuatro voces sobre la ropa del tendedero, entre rugido y rugido entiendo más bien poco así que al poco rato vuelve a mi cuarto a entonar la misma cancioncilla encabezada por un "¿qué te he dicho?" bastante retórico ya que sería imposible contestar a esa pregunta y que como ya he dicho se formula para egolatrarse en su mecida voz y contestar resultaría fatídico.Descifro alguna que otra palabra más, capito, llevo a cabo la orden.
Veo mi capitulo diario de Sexo en Nueva York (unos minutillos de placer para liberar tensiones y escuchar algo con cierto aire snob, pero inteligente).

16.52 pm, salgo de mi casa: clases de inglés, de matemáticas, entrenamiento. 22.14 pm, regreso a casa, salvo los obstáculos que las obras de mi calle han propiciado a modo de dunas de arena más grandes que yo (algo que a decir verdad, no es muy difícil). Me pego una ducha con los chincuechentos mil productos apestosos para piojos, me paso un peine con unas púas de metal finísimas que me arranca pelos en cantidades industriales, cojo el portátil, escribo, publico y me duermo, 00.04pm. Bona nit Plasencia.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Sonata de Otoño




Desde los patios de luz de los bloques de pisos ya se empiezan a oler comidas de cazo y cuchara, ya hace fresquito en los recreos y a las 8 de la mañana el cielo todavía tiene cierto color rosa palo, la gente empieza a sacar las botas y los abriguitos y todos hemos tenido que coger el paraguas al salir de casa “pa’ por si…”. El otoño se declara oficialmente establecido en nuestra pequeña ciudad, los charcos, las típicas hojas secas que aparecen año tras año en el parque de la Coronación, la tierra mojada, las canciones con aires de la France natale se dejan oír en mi mp3, el anhídrido carbónico se respira más denso y la gente frunce el ceño porque cree que así ve mejor, todos hablamos de estar “como amodorraos” y nos ponemos tristes sin motivo, vemos la vida en blanco y negro simulando estar en una película de los años 20, las cosas parecen estar más lejos y el tiempo corre más espeso. No obstante y por extaño que resulte, yo estoy feliz, felicísima, “felicérrima”, estoy genial.