miércoles, 8 de octubre de 2008

Sonata de Otoño




Desde los patios de luz de los bloques de pisos ya se empiezan a oler comidas de cazo y cuchara, ya hace fresquito en los recreos y a las 8 de la mañana el cielo todavía tiene cierto color rosa palo, la gente empieza a sacar las botas y los abriguitos y todos hemos tenido que coger el paraguas al salir de casa “pa’ por si…”. El otoño se declara oficialmente establecido en nuestra pequeña ciudad, los charcos, las típicas hojas secas que aparecen año tras año en el parque de la Coronación, la tierra mojada, las canciones con aires de la France natale se dejan oír en mi mp3, el anhídrido carbónico se respira más denso y la gente frunce el ceño porque cree que así ve mejor, todos hablamos de estar “como amodorraos” y nos ponemos tristes sin motivo, vemos la vida en blanco y negro simulando estar en una película de los años 20, las cosas parecen estar más lejos y el tiempo corre más espeso. No obstante y por extaño que resulte, yo estoy feliz, felicísima, “felicérrima”, estoy genial.




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