domingo, 2 de noviembre de 2008

Missing Home


Asiento copiloto, 8’30 am. Tras pasar una noche de perros emprendemos el camino de regreso a casa. El Sol esta justo naciendo y pega fuerte en toda mi cara, hago por abrir los ojos pero la niebla que rodea sin tocarnos me mece en un sueño profundo. U2, One sonando bajito por los altavoces. Donde las calles no tienen nombre los sueños no vuelan muy alto, así que me despejo como puedo y me acurruco en mi abrigo. El naranja del cielo me enamora, cruzamos un pueblo “¿tenéis hambre? Vamos a parar para desayunar”, excelente, mi estomago lo agradecerá.
-“¿Qué desea?”
-“sí, por favor, un café con leche, de máquina, y una tostada”

¡Oh, qué placer! Noto como a cada sorbito mi cuerpo empieza a coger una temperatura digna, digamos unos 36º, que estaba echando en falta como agua de mayo. Tostada: boca, epiglotis, esófago, estómago, jugos gástricos y demás metabolismos. Vuelvo en mí. Algunos kilómetros y la niebla se despeja, llegamos a la ciudad.

Y de nuevo piso mi casa, hogar dulce hogar, huele al suavizante de mamá.

2 comentarios:

Oretogafle dijo...

las historias estan wapas!

Oretogafle dijo...

Aunque no te creas lo que te voy a decir, quiero que sepas que no te estoy engañando para quedar bien, ni nada por el estilo, simplemente es verdad: escribes muy bien, y las historias son interesantes.