jueves, 27 de septiembre de 2012

Solidarindependentzia


Leo y releo artículos acerca de las independencias que se fraguan en España cada tarde. Cada una de ellas, se apoya, por supuesto, en su historia como nación, sea ésta inventada o no, qué puedo decir me la trae muy al pairo. Intento comprender ese sentimiento de igualdad con sus más próximos vecinos y por tal, sus semejantes.

Cierto es que las descomunales grietas económicas que sufre hoy el país son propicias para enfrentar a las dos Españas que llevan décadas echando el mismo pulso. No puedo negarlo, me conmueven las pasiones, por lo tanto, adelante con la batalla. Siempre dijeron que si la dicha es buena, nunca es tarde.

Pero me sigue pareciendo curioso que ese sentimiento se incremente soberanamente en tiempos de descontento social. Y para qué negarlo, me hace gracia que un límite geográfico aúne a tanta gente y deje fuera a tanta otra, y que además, lo haga con semejante rotundidad.

Hace poquitos días me dijo un uruguallo “¿vos viste que los españoles ninguno quiere ser español?”, con intención de reprimirle me quedé muda cuando me hizo un repaso  prácticamente por cada una de las comunidades autónomas del país. Es cierto, creo que menos Extremadura, La Rioja y Murcia, todas tienen en mayor o menor medida su grupito nacionalista. No sé si es la misma idiosincrasia española, que curiosamente se empeña en diferenciarse del resto, ¿y por qué? Porque son chusma. A lo mejor los que nacen y crecen dentro de mi región son chusma también, pero otra casta de chusma, chusma vecina. Al final resultará que uno no es de donde pace, sino de donde nace.

Tal “apatriotismo” me corre por las venas que estoy segura que mi intento de opinión medianamente crítico que se verá tergiversado, y para qué negarlo, me da muy igual.

Resumiendo que es gerundio, me cuesta creer las fronteras delimiten tanto las mentes. A fin de cuentas, encuentras la misma mierda en todos lados.

1 comentario:

Alejandro Bena dijo...

Bastante de acuerdo. En Galicia, por ejemplo, se le está dando más importancia a la nación que a la clase. ¿Qué importancia tiene ser de una nación que junte a más o menos provincias si lo que importa es lo que te rodea en el día a día? ¿Qué es una nación? No es nada. Es lo que queramos que sea.
A mí lo que me gusta es la gente, y esa gente la encuentro en Lugo, en Plasencia y en Berlín. La nación no existe.

Espero que le vaya bien por allá, señorita.